¿Es el feminismo el nuevo machismo?

El movimiento feminista nace en España como ideología política de primer orden, a partir de 2008. El PSOE se dio cuenta de que buena parte del voto con el que contaba en los años 80 y principios de los 90, se había desplazado al centro derecha y, temiendo no volver a llegar al poder, necesitaba de una nueva doctrina ideológica que pudiera suponerle un porcentaje de voto cautivo, que le permitiera volver a ganar elecciones. Fue entonces cuando los directores de campaña del partido, expertos en marketing e ideólogos socialistas, apostaron por el feminismo como doctrina propia y al partido como garante de los derechos y libertades de las mujeres.

En el 2004 el Partido Socialista solo pudo ganar las elecciones aprovechando el cisne negro del 11 m, y en el 2008 se inventó un cheque regalo de €400 para todos los españoles, si ganaba las elecciones, pero sabían que tenían que crear algún tipo de proyecto político que les permitiera alcanzar el poder, sin tener que recurrir a maniobras más que dudosas.

Los ojos del PSOE se fijaron en los partidos nacionalistas, los cuales gobernaban desde el inicio de la transición sin que les pasará factura los casos de corrupción, crisis económicas, o pactos con el Gobierno central. Pasara lo que pasara, ellos siempre gobernaban. Los nacionalistas habían conseguido vender el relato de que solo ellos eran capaces de defender sus comunidades, que en Madrid residía el enemigo, del cual, solo el PNV o CiU podían defenderlos. Los nacionalistas tenían un voto cautivo que les garantizaba la reelección legislatura tras legislatura.

Pronto los ideólogos del Partido Socialista decidieron crear una estrategia similar. Tenían que conseguir un voto cautivo que les proporcionara un porcentaje seguro de votos. Fue entonces cuando se fijaron en las mujeres. Representaban el 50% del electorado y si conseguían convencerlas de que solo la izquierda las defendía de una serie de supuestas injusticias, conseguirían exactamente lo mismo que los nacionalistas, que les votasen pase lo que pase. 

Sin embargo, estas políticas feministas son precisamente el paradigma del machismo, pues considera que la mujer no es capaz de conocer la realidad en la que vive y ha de ser instruida por el estado, medios de comunicación y “chiringuitos subvencionados”. No son libres, ni responsables de sus actos, ya que existe un heteropatriarcado institucional que rige los designios de la sociedad y por lo tanto, necesita de la ayuda del “papá estado” para poder sobrevivir, es decir, se inventan un heteropatriarcado para justificar su paternalismo.

Lo ridículo de estas políticas han llegado al extremo de crear leyes para proteger a las mujeres, como la ley de solo sí es sí, que han tenido como consecuencia la excarcelación de violadores, se han ocultado agresiones sexuales a mujeres por que los agresores pertenecen a “otras culturas y religiones” a los que no hay que “estigmatizar”, se ha permitido que hombres se hagan pasar por mujeres para disfrutar de los privilegios de las cuotas en oposiciones a la administración, o recibir ayudas estatales destinadas a solo mujeres. Se ha permitido que hombres compitan en deportes femeninos quitándoles la oportunidad de ganar a las mujeres.

Es más, ha habido ministras que han dado una definición de mujer, en la que ni ellas encajan, y es que el feminismo ha conseguido que nadie entre las filas del PSOE o SUMAR sepa dar una definición de qué es una mujer.

Lo absurdo de estas políticas ha llegado al extremo, de a crear un gobierno con paridad entre hombres y mujeres, bautizarlo como el gobierno más feminista de la historia. Mientras, sus políticas han logrado que España caiga del ranking de bien estar femenino, de la 5ª posición a la 27ª. Aunque parezca increíble, el gobierno más feminista de la historia ha conseguido que por primera vez, la calidad de vida de la mujer haya empeorado.

Y es que, la mejor manera de conseguir un voto cautivo es provocar problemas a una población concreta, para después presentarse como sus salvadores. 

Cada vez, más gente dentro de la izquierda están denunciando los excesos del feminismo, pues cada vez es más difícil ocultar los excesos, victimización e incongruencias de dicha ideología incluso, ante todos los desmanes perpetrados, llegan a la conclusión de que el feminismo se ha convertido en la ideología más machista que existe hoy en día. Consideran que la izquierda está dejando de preocuparse por los problemas reales de la mayoría, para fomentar movimientos identitarios, más semejantes a políticas reaccionarias nacionalistas, que a la tradicional ideología progresista.                                    

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